lunes, mayo 28, 2007

Letras (instrucciones para tratarlas):

Abrir el abecedario sólo cuando se tengan ganas de abrirlo con las ganas con las que se abre un paquete que hace esperar a un chocolate. Olvidar el orden que sugieren sin proponerse tal cosa. Seducirlas para averiguar si alguna sueña con un soplido que desordene sus curvas y ponga en jaque su utilidad. Concederle a la eventual soñadora la ejecución de tal pirueta para sentirse un escultor. Sentir luego la posibilidad de traicionarla evitando dar a conocer su nueva forma. Acto seguido, sentirse contento y salir a caminar por la ciudad dibujando su nueva silueta en cada lugar que parezca pedirlo a gritos.
Olvidar finalmente el asunto y ponerse a leer, indiferente.

miércoles, mayo 23, 2007

El témpano:


Derretirle solo aquello que pretendamos beber. Contemplarlo. Cruzarlo descalzo y que los pies solos vayan sintiendo que son como zapatos creados especialmente para la ocasión. Respirar hondo, permitirse tener un poco de miedo, y muchas ganas de congelar alguna constelación interna para aprovechar que ese aire está adentro. Desabrigarse, buscando comprenderlo aún más. Hablar aunque no escuche nadie.

martes, mayo 22, 2007

La tarea (en qué consiste):

Renombrar todas las cosas. Incluidas las que hacen de piernas o patas (Para esto tomar la precaución de hacerlo de a una a la vez). Poner acentos, desaparecer algunas letras. Entender la letra “H” y usarla como arma invisible. Dar significado. Alborotar a las hormigas (su vida se justifica con la nuestra). Podría llevarnos toda la vida. Empezar por tomarse la tarde libre parece coherente.

domingo, mayo 13, 2007

The funky Gallegos

Hace algunos días, mis amigos Javi y Alfredo (Ducho), “Los gallegos”, me sorprendieron con un llamado transoceánico y me alegraron la mañana. Se me ocurrió (porque la verdad es que dan ganas de tenerlos más a mano y porque me consta que suelen visitar este espacio) postear este fragmento de mi diario de viaje del viaje* en el que nos conocimos (a cuya inolvidabilidad no voy a referirme en este post).
Resulta que llegado el momento, cruzamos en velero de Panamá (Portobelo) a Colombia (Cartagena), junto con otras amistades (A quienes tampoco voy a referirme en estas líneas), en 12 días de navegación a bordo de “El Joshua”.
El relato es desordenado e impreciso, y me daban ganas de retocarlo para explicar y agregar algunas cosas. Pero decidí dejarlo tal cual lo escribí en aquella oportunidad para no perder la espontaneidad, el precioso desorden temporal que lo hace por momentos ininteligible, y la atmósfera que transmite.

En las fotos está Alfredo en “La suite”, que era el compartimento ubicado en la proa, o debajo de ella (se me ocurre decir ahora sin contar con mucho lenguaje técnico) y el nombre tan glamoroso era una ironía cariñosa, y El Joshua en pleno.

Las noches en el velero, mientras navegábamos (a veces dormíamos anclados), eran bastante desordenadas, aunque los lugares para los 9 tripulantes estaban determinados, dormíamos de a ratos (como los perros), uno salía un rato afuera, otro entraba, otro no se podía dormir, etc. Esta noche a que hace mención el fragmento, fue particularmente revuelta porque, Poseidón, Neptuno, y Aegir, se agarraron a trompadas.

“Por las noches en la suite hacía mucho calor.
La velocidad había bajado. El 17 fue un día normal.
La noche del 17 hubo tormenta.
Alfredo pasaba mucho tiempo afuera por miedo a marearse. Fue una noche de película. En la suite estábamos Alfred, Javi, y yo. Alfred al medio.
El barco se movía de una manera increíble. Antes de que fuera a dormir Alfredo, a Javi se le cayó ese aparato-antena en la rabadilla y dio un grito de guerra. Me dice: “’ ¡me ha caído en la rabadilla!” Gritaba de dolor y yo no entendía qué mierda era “la rabadilla”. Momento cumbre. Me reí mucho. Descojonarse. La cama, que eran unas tablas y unos pedazos mas o menos cuadrados de goma espuma, se fue desarmando; entonces los laterales de la suite eran mas incómodos que la mierda.
Vino Alfredo y estábamos más incómodos todavía, había goteras, no sabíamos como acomodarnos; del living se escuchaba cómo todo se caía de los estantes. En una, Jesús voló a la cama de en frente, o sea, ¡atravesó el pasillo volando! Habíamos abierto la mesita porque el velero siempre se iba para un lado y así el que dormía ahí no se caía. Agustín voló y cayó arriba de la mesita.
Javi contó los dos chistes. Nadie podía dormir.”




*Sí, quise repetir la palabra “viaje” cuando podría haber dicho “de mi diario del viaje en el que…”, ¿y?



viernes, mayo 04, 2007

Indio, Andrés, y afectos...

Lo que sigue es un fragmento de una entrevista que le hizo al Indio Solari la revista Rollingstone en Noviembre del 2005. El Indio hace este comentario sobre Calamaro, con quien tiene alguna relación de amistad.

Esta observación, estas palabras del Indio, cuando las leí en aquél momento, me quedaron flotando y me dispararon algunas reflexiones sobre cuestiones propias.
Básicamente, sobre cómo uno no participa de todos los aspectos, de todas las máscaras de las otras personas, de nuestros afectos. Y ver que éste hecho no tiene porque ser un obstáculo tan paralizante para que crezca o subsista un vínculo que, en espacios determinados, genera cosas buenas.
A veces uno tiende a empantanarse (o empantanar tal relación) en o por esos rasgos de los otros, y si los identificáramos, quizás podríamos sanar varias cosas de nuestras relaciones afectivas. Además, ¿quién dice que tenés que apreciar a las personas por las mismas cosas por las que las demás las aprecian?
Creo que es clara la idea, sigamos pensando…

RS -Es un momento bastante comunitario del rock. Las bandas se mezclan mucho en festivales, Calamaro es todo un caso al respecto…

Indio -
Sí, para mi ése es el problema que tiene Andrés, que es como una novia que nunca es del todo tuya, porque al mismo tiempo que te está besando a vos lo está besando a Litto Nebia…Bueno, qué va´cer, es así, es sociable. Yo nunca lo extrañé más que en estos cuatro, cinco años en que había desaparecido. Ahora toda la gente lo volvió a querer y él está volviendo a su sociabilidad. Yo lo prefiero cuando no es tan sociable, pero es su personalidad, bienvenida sea.