martes, septiembre 29, 2009


No sabía cómo acompañar este dibujo y por eso lo demoré; pero qué absurdo, si solo era un pájaro de acero atravesando un fenómeno meteorológico poco conocido.

miércoles, septiembre 23, 2009

Darle un nombre a algo, poner un morrón sobre el fuego, desayunar leyendo a Nietzsche, garabatear un pájaro de acero; cosas así.

martes, septiembre 22, 2009

200


Doscientos resúmenes porteños.
Doscientas anécdotas de autor.
Doscientas contraseñas divulgadas.
Doscientos pasos en mi dirección.
Doscientas recetas autobiográficas.
Doscientos pájaros de acero.
Doscientos goles que no vi.
Doscientos posteos.



Tierras de poniente, de J.M. Coetzee


Recorte genial de mi última lectura…

“En cambio Klawer, después de tender nuestra ropa, se acuclilló con desaliento frente a las llamas, abrazando su cuerpo desnudo y tostándose la piel. A ese error, unido al error de llevar puesta ropa mojada, atribuyo su enfermedad. Aquella noche no consiguió entrar en calor, sino que se arrebujó contra mí presa de violentos temblores. Por la mañana tenía fiebre y nada de hambre. Como yo no tenía conocimientos de herbolario, lo llené de agua caliente y lo mantuve bien tapado. Pero el fuego no le dio ningún calor interior, y se pasó otra noche temblando. También descendió un rocío abundante, que difundió una sutil humedad. Él tosía con aspereza y sin parar. Me decepcionó no ver ninguna fe en sus ojos. Si él hubiera creído en mí, o en cualquier otra cosa, se habría recuperado. Pero tenía constitución de esclavo, era resistente a los golpes cotidianos de la vida pero frágil en el desastre.”

Domingo a la mañana



La mañana del domingo 20 de septiembre de 2009 Mare Carranza tomaba mate en el muelle y miraba y escuchaba y olía.