Pasó por acá a los empujones, se tropezó con todo, maldijo a medio mundo, forzó cerraduras a patadas, gritó para darse fuerza, aprendió a nadar desnudo; jamás se disfrazó, pero viajó de polizón en un cuaderno lleno de ideas vanidosas, y acá está, un poco despeinado y con su hermosa sonrisa rodeada de chocolate, con ustedeeeees… ¡El borrador que quiso ser definitivo!








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