lunes, diciembre 24, 2007

Walking on my moon

Voy caminando. Se sacan chispas un impulso y su objeción: doblar en esta calle es salirse del libreto, lo sé, lo hice. Me recibe alborotado, en la cuadra más virgen de mis huellas, el perfume de eucaliptos. Respiro hondo, y doblar ya fue una decisión acertada. Buen oído, caminante. Arranco una ramita, que va a acompañarme el resto del paseo, y comienza la fiesta de los dedos y las hojas de eucaliptus. Los dedos las arrancan, las recorren, las quiebran, ellas gritan su perfume, yo escucho, acerco la fiesta a la nariz, después inspiro, y sigo caminando.