martes, junio 09, 2009

Ayer se me perdió un pájaro y salí a mirar, y culpé al gato y me avergoncé después y pude ver ya dormido la llanura de árboles bajos donde la llovizna había apagado hasta su sombra y sólo entonces me tranquilicé. El resto del día deambulé por la ciudad; colgaba de mí la tristeza intermitente de cuando se me pierde un pájaro.

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