
Terminé un libro a la mañana y empecé otro a la tarde. Manejé mi auto hacia la ciudad y en los veinticinco minutos que duró el viaje, atrapé dos o tres ideas simpáticas en un grabador digital. Fui protagonista de una sesión de psicoanálisis (bha, tuve terapia). Almorcé pastas en un restaurante que conozco de memoria, dando la espalda a la tele que transmitía el amistoso de la selección. Caminé escuchando Radiohead, Pearl Jam, una canción de Pedro Aznar, y REM. Miré vidrieras de dos librerías y entré en una de libros usados en la que estudié apurado pero con cierto detenimiento la sección de escritores argentinos. Me sorprendí al ver en una televisión que tenían en la vidriera de un local, que la temperatura era de 30 grados y pensé que claro, que no estoy enfermo, que hace calor! Leí un fallo de Derecho societario. Vi cómo el sol de esta tarde de miércoles, entraba furioso por la ventana pequeña del baño de un departamento de tres ambientes, robándole el color a todo lo que quemaba; sintiendo que era el único ser vivo en el universo que estaba viendo eso. Quise tomar mate y lamenté no tener mi equipo conmigo.
6 comentarios:
Me gustó mucho tu post. El de Haddon me gustó, pero el otro no pude pasar de las primeras páginas, el de Zafrón, ¿te gustó a vos? Un abrazo
Alejandro
Ale! Gracias. Que bien Haddon, me leí los dos suyos uno seguido del otro y los disfruté un montón! Ahora que me hiciste acordar voy a ir a releer tu post sobre el Pequeño inconveniente.
Después te cuento como me llevé con Zafón porque recien lo empecé!
Un abrazo!!
mare! volviste! qué vos que sos vos!
te extrañé.
Nos extrañamos entonces, también volví a la ronda de visitas!
Qué placer y agradable sorpresa encontrarme con una obra de Rothko, y con tu blog.
Saludos
Gracias groncho, saludos!!!
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