miércoles, septiembre 19, 2007

On the road

Kilómetro tras kilómetro, en un auto con perfumes y músicas y paisajes y peajes; y se volcó un poco de yerba pero igual nunca me importa, y te pido que elijas otro compact porque Andrés me está cansando y vos lo pones rápido para que yo no vea qué elegiste y después me tomás examen, y yo que me los sé de memoria, y nos divertimos, y el campo ya respira cerca, y yo sabiendo todo el tiempo que no es solo cuestión de estilos como yo mismo te había dicho aquélla vez para salir del paso, que yo sabía desde antes que las cosas se dicen o no se dicen, y que si es verdad que el espíritu tiene una casa, tiene que ser verdad que el espíritu tiene una mesa, sobre la que se ponen las cosas que se hacen y las que se compran hechas y que yo puedo invitarte cualquier día y mostrarte que lo que sirvo tiene gusto y que si cocino picante es porque siento que mi sangre exige, a veces, pruebas.

4 comentarios:

laura dijo...

Antes que nada: Andrés no cansa. Nunca.

Y cuando el campo respira cerca,los pulmones se llenan de paz o de angustia. Depende.

Escribís increíble. De verdad.

Mare dijo...

Laura!!!, se me ocurre que los días en que esa respiración te llena de angustia, son los mismos en los que Andrés te cansa!, será entonces que no es cansancio sino que el espíritu no siempre está a la altura?

Gracias por el abrazo.

Beso!

Anónimo dijo...

Lo que escribís es lo mejor que leí en los últimos tiempos, y no soy un erudito, soy un curioso.

Mare dijo...

Agradezco tu generosa curiosidad, Un saludo!