
“Desde el principio, por supuesto, yo sabía que la lógica de mi argumento no lograría penetrar lo suficiente para producir un cambio. Eso rara vez sucede. No sucedió en mi caso, cuando hacía terapia. Sólo cuando uno lo siente en los huesos se da cuenta. Sólo entones puede actuar y cambiar. La psicología popular no hace mas que hablar de “asumir la responsabilidad”, pero son solo palabras: es extraordinariamente difícil, aterrador inclusive, convencerse de que uno, y solo uno, construye el modelo de su propia vida. Por eso, el problema en la terapia siempre es cómo avanzar de una valoración intelectual ineficaz de una verdad con respecto a uno mismo hacia una experiencia emocional de esa verdad. Sólo cuando la terapia pone en juego emociones profundas se convierte en una fuerza poderosa del cambio.”
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