
viernes, noviembre 27, 2009
domingo, noviembre 22, 2009
lunes, octubre 19, 2009
sábado, octubre 17, 2009
martes, octubre 13, 2009
miércoles, octubre 07, 2009
martes, septiembre 29, 2009
miércoles, septiembre 23, 2009
martes, septiembre 22, 2009
200
Tierras de poniente, de J.M. Coetzee

Recorte genial de mi última lectura…
Domingo a la mañana
La mañana del domingo 20 de septiembre de 2009 Mare Carranza tomaba mate en el muelle y miraba y escuchaba y olía.
viernes, agosto 28, 2009
Hermana:

martes, agosto 25, 2009
Esperando una tormenta
Qué débil que escribís, lapicera miedosa; debería darte vértigo.
Estoy tranquilo. Me llegó una paz húmeda. Sentí hace un rato que en la vida de un hombre como yo, habría tiempo para todo lo que un hombre como yo necesita.
Fui a tribunales, todo bien, Santillán no estaba en letra, así que nada, no pude dejar lo que tenía que dejar, y en Belloso, “no news, good news”. Me tomé el subte de vuelta, bajé en Bulnes, quiero decir en la estación Bulnes sobre la avenida Santa Fe, de repente es importante decirlo todo en este cuaderno; caminé por Bulnes calle hasta Guemes, y por Guemes hasta Coronel Díaz, y fui a mi banco amigo, y volví a tener dinero; ayer pasé el día solo, en casa, leyendo al aire libre, rodeado de pájaros; en algún momento dije “están locos”, porque se peleaban, o festejaban un gol; y no necesité dinero pero tampoco lo tenía si lo hubiera necesitado, y ahora se solucionó el problema de la caja, que nunca pudo nadie decirme bien cuál era, y vine a festejar con este café horrible pero hermoso por lo tronante. Está rico en realidad, el café es esto.
Le dije al mozo mientras me sentaba, que le iba a pagar con cien pesos el café, para no tener que apuñalarlo más tarde.
Hoy tengo terapia, esa habitación cuadrada de Palermo en la que no conozco a nadie.
Ayer me olvidé del Dr. Santagada y del turno que tenía con él, ese encuentro que habíamos pactado en una comunicación telefónica de la que no hubo testigos pero que ninguno de nosotros va a negar que existió. Disculpe, Dr. Santagada, una cagada.
Tengo que pagar. No quiero, eh, te juro que no quiero, pero tengo que pagar por esta fiesta.
La chica de la mesa de al lado dice “…pero están esperando la tormenta de Santa Rosa…”. ¿Y vos no la estás esperando? ¿Te vas a ir a vivir a la estratosfera? Tu cuerpito está esperando una tormenta, linda, alguien tenía que decírtelo.
martes, julio 28, 2009
El entenado, de Juan José Saer.

domingo, junio 21, 2009
martes, junio 09, 2009

domingo, mayo 31, 2009
miércoles, mayo 27, 2009
Cosas que Bertín anotó hoy en su libreta:

con lo que gasto en café.
yo se lo preguntaría.
¿Vos sabés que lo que tenés acá son esclavos, no? Sí.
llevo un tatuaje que no entiendo, pero lo entendía un día y por eso igual lo quiero.
che, entonces no hay manera de no ser quien uno es. Lo que no quiero es ser un pelotudo.
aunque no haya nada justo.
siempre vas a encontrar pañuelos de papel en mi mochila.
hasta ahora el Dr. Entelman es un charlatán.
soy el de la barba color ají molido.
sábado, mayo 23, 2009
viernes, mayo 22, 2009
miércoles, mayo 20, 2009
Salir por Córdoba
Más tarde, en un semáforo le subí el volumen a Janis Joplin, que cantó y gritó como una loca linda, y la acompañé con aplausos al ritmo que las olas sugerían.
Salir de la ciudad por Córdoba, dejar la ciudad por unos días.
lunes, abril 20, 2009
domingo, abril 19, 2009
Derecho romano

Queda media hora de clase. Sospecho que la voz del cuaderno no es mi voz. Lo cierro, desconfiado. Pausa.
Hay algo en cómo pisás con este pie, me dijo esta mañana la podóloga; sin soltarlo me miró y me dijo eso.
Último momento: Parece ser que Papiniano manejaba el latín que daba calambre.
viernes, abril 17, 2009
jueves, abril 16, 2009
Percepción del tiempo
miércoles, abril 08, 2009

Casi choco al de adelante, pero casi en serio. Es un Ka rojo de los nuevos.
Frenado bajo un puente. Sombra que es privilegio de pocos, y pronto esos pocos van a ser otros.
Ya estoy soleado; aquella sombra parece mentira, no se lo creería a nadie. No voy a vivir a la sombra de un privilegio que nunca tuve.
La otra vez me pasó también de sentir que era la primera vez que escribía una palabra, y lo iba a decir y no lo dije, me dio vergüenza o algo parecido, qué boludo, y ahora no me la acuerdo. Podría tener ya dos ejemplares en mi colección de memorias de primeras veces de escribir una palabra.
Paren todo. Ley: No avanzar con la vista en el cuaderno; me lo voy a chocar, eh, me voy a dar el gusto.
Voy a llegar tarde a terapia, ya lo veo. No lo había mencionado pero está eso en el aire, llego tarde. ¿Por qué tardan tanto en juntar los maniquíes a la boloñesa? ¿No les quedó un último aliento como para arrastrarse sabiamente hasta un costadito y dejarnos seguir a los que podemos?
Hoy en La ciudad ausente, leí una frase que me encantó: “…flaco como un cadáver y asqueado de comer pajaritos crudos”. Me reí, sólo, estaba leyendo sentado en la galería, rodeado por los verdes del jardín. Me reí, y miré para adentro de casa y no me contestaron la risa, y qué suerte, porque no había nadie.
Me imaginaba recién mi llegada a terapia, “sabés que salí con el tiempo justo, y un choque en Panamericana me noqueó”. Pero creo que no voy a llegar ni para decir eso.
martes, abril 07, 2009
13
miércoles, marzo 25, 2009
Ayer domingo, hoy miércoles.
Los semáforos titilan su yema y el tránsito se despelota. No se volvieron locos, se dieron cuenta, esta mañana, de que no tienen autoridad espiritual para demorarme. Pusieron un soldadito en el medio de la calle para que ataje cubos metálicos a cien kilómetros por hora. Le chorrea jugo de limón por una pierna, no lo dejan llorar.
martes, marzo 24, 2009
viernes, marzo 20, 2009
domingo, marzo 15, 2009
sábado, febrero 28, 2009
Diálogos con la artista plástica II

Corta el teléfono, se acerca a su mesa de trabajo. Hay dos esculturas. Una es una cabeza enorme. Yo leo cómodamente hundido en un sillón rojo de lona y tengo una silla blanca de jardín enfrentada sobre la que apoyo los pies.
AP- Pobre Gladis, tres la enterraron nomás.
Yo - (levanto la cabeza y la busco, abajo en el libro una oración revienta inconclusa por mi abandono y mancha toda la hoja con tinta negra fresca)- Suficiente.
AP- ¿Te parece suficiente? ¿Cuando tiene 4 hijos…?
Yo- ¿y fueron tres?...
AP- No, fueron dos hijos y una nuera.
Yo – ¡ja!…, Suficiente.
óleo: The Fish, F. Molina.
viernes, febrero 27, 2009
Diálogos con la artista plástica I
jueves, febrero 26, 2009
Leyendo a Donleavy

Al final de un vestíbulo largo y angosto hay un ascensor, unas sillitas de hierro con patas en garra de león. Colgaduras con borlas rojas. Smith se quita los anteojos para sol. No hay nombres ni indicaciones. Aprieta un timbre. Asoma por la puerta un hombre abotonándose el frente de un uniforme azul y rascándose el sudor de la cabeza con un guante blanco.”
Un hombre singular, J.P. Donleavy.
Óleo: Moneyman, Felipe Molina.
sábado, febrero 14, 2009
viernes, febrero 13, 2009
jueves, febrero 12, 2009
miércoles, febrero 11, 2009
Museu Marítim
“Globo terráqueo construido por Delamarche en Paris en 1785. En esa época, la representación del mundo es prácticamente como lo conocemos hoy. Solo algunos puntos del planeta quedan por conocer hasta que en el siglo XIX, acaban siendo descubiertos por nuevas expediciones”
me gusta eso de que todavía no se pudiera hacer un mapa muy preciso...
martes, febrero 10, 2009
Los degenerados, de Carles Mani
lunes, febrero 09, 2009
L'écrivain

Seul, silence, J'écris, relais, avec moi.
domingo, febrero 08, 2009
sábado, febrero 07, 2009
viernes, febrero 06, 2009
jueves, febrero 05, 2009
Salir a ver qué hay
Esto es un texto grabado, una grabación de voz que se va a convertir en un texto. Salí de casa, tanteé la puerta del auto, estaba cerrada con llave, a veces la cierro y otras veces no. Abro, subo, arranco. Antes de llegar a la esquina, miro una casa, llegan visitas, el árbol de navidad está armado, todavía no es navidad. Doblo, hay deportistas, noche de entrenamiento, hacer los papelones hoy, evitarlos el fin de semana. Son las 21:20, todavía no terminó de oscurecer. Se persiguen unos a otros, hay muchas pelotas, muchas camisetas distintas, así son los entrenamientos. Una mujer con remera verde pasea a un golden retriever. Ya no es de día y todavía no es muy de noche. Una luz grande y alta después de los árboles, espero que sea un avión, o un planeta se nos viene encima. En la radio hablan de Axl Rose. El locutor dice que habían empezado el programa con Aeroplane, de los Redhotchillipeppers, y ahora pone un tema de Pappo que me parece sencillamente horrible, cambio a la de rock nacional, uh, Los Pericos, fealdad que enoja, me despido de la radio, paso al cd. No me acuerdo qué tengo puesto, pero seguramente no conecte con este momento, hace varias horas que no subo al auto. Aproveché el semáforo y cambié el disco, ya estoy listo para todo. Subí a la autopista. Metáfora de muchas cosas. Luces rojas avanzan desparejas adelante. Luces blancas también frente a mí, en un reflejo rectangular, resumen de los que vienen atrás. Cada vez que grabo tengo que bajar el volumen de la música y es como que me voy un poco del momento, porque el escenario tiene más música en realidad, pero bueno, es así.
No sé si voy a ver el río, pero voy a acercarme. La torre del Unicenter está vestida de navidad, los monoblocks no. El chico que vende rosas se enredó luces en todo el cuerpo y camina como puede. Pasa junto a mi ventanilla, titilante. El de adelante me pone guiño, a mí, nos estamos comunicando, como podemos. Hoy también chateé, mandé mails, sms, hablé por teléfono, dejé un comentario en un blog. Y me guiñó el auto de adelante para decirme que doblaba. Sin embargo salí con esa sensación de los días en que siento que pasé mucho tiempo solo. Semáforo. Un hombre camina por la vereda solo y se ríe. No estás loco. Quizás tampoco estás contento. Un pelado corpulento con barba candado espera el bondi. Te pareces demasiado a muchos, pelado.
En su momento no lo mencioné, pero hace un par de cuadras tuve que desviarme porque Paraná estaba cortada, volví, hice dos cuadras más, y ahora tengo que desviarme otra vez. Paraná, te siento muy interrumpida. Esta esquina parece de Mar del Plata. Yo podría vivir en cualquier casa acá en Olivos. Desde que nací hasta mis dos años viví por acá, ya no sé dónde. Esquina con Maipú. Venden instrumentos musicales. Contra esta vidriera todas las baterías. Si fueran más baratas me compraría una, para jugar, sin obligación de aprender a tocarla. Calle Alvear, apago el aire y bajo el vidrio. Conectarse con el ambiente. Agarro Sarmiento… ¿ésta cruza la vía?
Me vine al Carlitos de Eduardo Costa, del otro lado y frente a la vía. El lugar está lleno. Pedí lo mismo que la última vez que comí acá: sándwich de lomo con mayonesa de palta y tomate.
Es un lugar tan ordinario que me enternece: hay dos televisores (ahora pasan Los Pells) y fotos de la comida que preparan colgadas de a tres, en cada pared, formando triángulos. Constelaciones triangulares con fotos de panqueques. Se come rico. Soy un espíritu un poco ordinario y feliz. Tomé un porrón Stella Artois. Debo decir: éste párrafo lo volqué en el cuaderno, para no sacar el grabador y pasar por loco, y además porque hay mucho bochinche. Creo que somos cincuenta personas. No conozco a nadie. Soy el único que escribe. También el único que está solo.
No sé si comer postre acá o ir a tomar un helado a algún lado. Aquellos dos: papas fritas y Cocacola. Saber vivir. El know how es todo en la vida. El know how vivir. Llegaron como diez que no sé donde se van a sentar. Problema de ellos. Le digo a la chica: ¿te pido la carta de vuelta? (sí, pedímela, bueno, la carta de vuelta, por favor) Sí, me contesta y sigue viaje con platos sucios, abandonados, y vuelve y la carta que fue verde, ahora es azul. Es otra carta. Me voy a pedir un 309. Acá nos manejamos con números. Antes, cuando le pedí la comida, no miré el número, cerré la carta y le dije el nombre en letras de eso que quería, lo cual fue inconveniente, porque tuvimos que abrir la carta verde para confirmar que era un 54. Ella había adivinado, había dicho “creo que es 54”, y lo era. Parece ser que los de la cocina son contadores y matemáticos retirados, que sólo entienden números. Así fueron criados y cada quien tiene sus limitaciones. 3984 es un hola, 3985 es un chau, y a otra cosa mariposa. ¿Por qué uso esas frases hechas que no sé de donde salieron? Cuando termino de pronunciarlas me siento un asqueroso. Y nunca falta un boludo que se dedica a saber de dónde salió cada una de ellas.
Se vació un poco el salón, ya hay mesas vacías. Es que nos dieron las veintitrés. Esos vinos que tienen sobre el mostrador deben ser un caldo intomable.
Pedí la cuenta, le dije a la chica, ¿me cobrás?; me quiero ir ya mismo, tengo calor, el 309, un panqueque con dulce de leche y helado de vainilla, me lo preparó un terrorista.
Caminé media cuadra y ya estoy en el auto. Hay como aire de tormenta. Capaz que se larga, más tarde. La calle está tranquila, tranquilísima, oscura, dormida. Hay apenas luces, como salpicadas entre las casas, destellos de intimidad por todas partes. En el frente de esa casa hay un farol que alumbra un metro redondo y solo encuentra pasto oscuro y espacio invisible. Un farol que se alumbra sólo, intimidad que nadie busca. Logré salir del barrio, por esta cuadra caminé apurado muchas mañanas, llegando tarde a inglés, con la tarea recién y apenas hecha. Semáforo, Tomas Edison corta Santa Fe. Hay un capítulo en el que Homero es fanático del amigo T. Edison. Suenan los Counting, buen volumen, buena distorsión. Avanzo por la raíces de Olivos. Las calles casi oscuras, gente en la puerta tomando un mate tardío, un auto viene atrás, me molesta. Casas comunes y lindas, intrigantes, parecidas, pero distintas por ser respiradas por distintas personas. Me pongo el cinturón de seguridad, voy a subir a la autopista, tierra fértil para metáforas que hablen del tiempo y sus vericuetos. Ya llego a casa, doblo y estoy. Adam canta: Im falliiiiiiiiiiiiiiiiinnnngggg…asleeepp in perfeect bluee buildiingss….la la la la la la la.